lunes, 13 de diciembre de 2010

la amaría eternamente


la amaría eternamente
bajaría diariamente a su piel
y a su olor
como ritual de boda
como náufrago
la abrazaría definitivamente cada noche
y vestiríamos de fiesta
los domingos
paseando por los interminables parques
la amaría sin control de ningún tipo

en esta ciudad

en esta ciudad
con perros que agonizan a la luz de
(los altos letreros
el carraspeo enfermo de los ómnibus
no hay otra brillantez que la del río
empeñado en inventar gaviotas
y un puerto para irnos,
hasta las viejas de los bares de marinero
emigraron
también ellas extrañaban
cierta forma de alarido o beso.

Treinta años atrás

esa mujer tenía la mirada melancólica
como la mayoría de las mujeres del país
esa mujer
apostaba siempre su existencia
carcomida por dudosos ángeles
y miedo
y mercados con humo
esa mujer
con su angustia cretina y desdentada
sin olor a nuevo
sin dios y sin monedas

ella
para llorar los dos por la derrota
para palpar los muros
y aferrarnos
tenía los ojos marrones y perdidos
ligeramente tristes
como la mayoría
de las mujeres del país
y un modo memorable de abrazar
de invocar los sueños por lo bajo
esa mujer
emilia
para llorar los dos
por la derrota.