esa mujer tenía la mirada melancólica
como la mayoría de las mujeres del país
esa mujer
apostaba siempre su existencia
carcomida por dudosos ángeles
y miedo
y mercados con humo
esa mujer
con su angustia cretina y desdentada
sin olor a nuevo
sin dios y sin monedas
ella
para llorar los dos por la derrota
para palpar los muros
y aferrarnos
tenía los ojos marrones y perdidos
ligeramente tristes
como la mayoría
de las mujeres del país
y un modo memorable de abrazar
de invocar los sueños por lo bajo
esa mujer
emilia
para llorar los dos
por la derrota.
Hace años, aunque no tantos. Tiempos de desolación de la post-post dictadura, post caída del muro. Auge neoliberal. Todo puesto en cuestión. Cuba agonizando de pie al bloqueo, la impunidad campeando las calles, otros males asolando bancos, fábricas y escuelas.
ResponderEliminarIndignada por algún motivo que no recuerdo, pretendía justicia.
Juan Carlos (Macedo), sentado a la mesa grande del consultorio, en Migues, me dijo:
"la justicia no existe"
lo miré como exigiendo rebeldía, y él miraba como exigiendo madurez, comunicando verdad.
pero sabía por experiencia propia que eso no era sencillo.
entonces, sin demorarse ofreció la salida, la solución,
el antídoto para la impotencia:
"lo que existe es la poesía"
Entonces, Pereira, no me cambie eso, por favor;
lo que existe es la poesía.
Y "Señales para una mujer" y "Memorias del mar" no merecen al menos una edición digital? o espera que un anónimo se las publique?
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