lunes, 13 de diciembre de 2010

Treinta años atrás

esa mujer tenía la mirada melancólica
como la mayoría de las mujeres del país
esa mujer
apostaba siempre su existencia
carcomida por dudosos ángeles
y miedo
y mercados con humo
esa mujer
con su angustia cretina y desdentada
sin olor a nuevo
sin dios y sin monedas

ella
para llorar los dos por la derrota
para palpar los muros
y aferrarnos
tenía los ojos marrones y perdidos
ligeramente tristes
como la mayoría
de las mujeres del país
y un modo memorable de abrazar
de invocar los sueños por lo bajo
esa mujer
emilia
para llorar los dos
por la derrota.

2 comentarios:

  1. Hace años, aunque no tantos. Tiempos de desolación de la post-post dictadura, post caída del muro. Auge neoliberal. Todo puesto en cuestión. Cuba agonizando de pie al bloqueo, la impunidad campeando las calles, otros males asolando bancos, fábricas y escuelas.
    Indignada por algún motivo que no recuerdo, pretendía justicia.
    Juan Carlos (Macedo), sentado a la mesa grande del consultorio, en Migues, me dijo:
    "la justicia no existe"
    lo miré como exigiendo rebeldía, y él miraba como exigiendo madurez, comunicando verdad.
    pero sabía por experiencia propia que eso no era sencillo.
    entonces, sin demorarse ofreció la salida, la solución,
    el antídoto para la impotencia:
    "lo que existe es la poesía"

    Entonces, Pereira, no me cambie eso, por favor;

    lo que existe es la poesía.

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  2. Y "Señales para una mujer" y "Memorias del mar" no merecen al menos una edición digital? o espera que un anónimo se las publique?

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