domingo, 16 de noviembre de 2014

Olor a Caballo Muerto

Olor a Caballo Muerto
Todo miserable agónico
Criminal

Todos los miserables van al cielo
Todos lucen miserables en la tele
Pegamento
En la Avenida Sarmiento
Parque rodó
La ceremonia es en el Parque rodó

Héroes populares son
Las chicas del correccional
Cartón plástico   metal caballo
Cartón naylon condón botella
Cartón plástico madera carro
Cartón carro caca municipal

El poeta es el idiota
que brinda por el personal de vigilancia

La fila de menesterosos
la rubia pálida inmortal
todo poluído así

Estás confundido
yo sólo soy empleado de la
empresa eléctrica

Estoy enamorado de la Chevesky

(de Retrato de Mujer Azul, 1998)

viernes, 8 de agosto de 2014

Sobre Pabellón patrio

PABELLÓN PATRIO, de Luis Pereira. Ed. Yaugurú, Montevideo, 2009. 78 págs.
ESTE ES EL sexto poemario de Luis Pereira (Paso de los Toros, 1956), después de Murallas, 1980, Señales para una mujer, 1985, Memoria del mar, 1988, Poemas de acción y mujeres delgadísimas, 1992, Retrato de mujer azul, 1998, y Manual para seducir poetisas, 2004. El lector de este Pabellón patrio se enfrenta a un opus poético de madurez, en el sentido de que el libro se integra a una obra literalmente mayor, vasta, creada diacrónicamente, donde los significados ganan plenitud al considerarse en conjunto. Porque también, releer la obra anterior del poeta, después de este Pabellón…, significa ampliar su lectura, descubrir niveles nuevos de sus temas poéticos, la evolución de sus obsesiones, su recurrencia transfigurada en significado.
Por ejemplo, el libro anterior del poeta hablaba de esos territorios objeto del "desprecio cultural", que constituían una buscada patria, o patrias, en plural, que eran llamadas "minúsculas", "inciertas", "en la pantalla chica", "impropias", "ajenas a lo heroico". Ya se trataba de una poesía que trabajaba con el tono menor, que reivindicaba la contracultura, la poesía que podía asimilarse al video-clip, a los productos de los mass-media, sobre todo de la televisión, los lugares sin prestigio, o los no-lugares de Marc Augé.
Esa patria chica, hecha del material sucio o excluido de la vida, tan de los poetas que Pereira admira -Ferreira Gullar sobre todo, sin excluir a Elder Silva, y a Bukowski- reaparece en este Pabellón, que es patrio en ese sentido de territorio reivindicado. Uno de sus mejores poemas puede abordar el fracaso de un ser signado por la negación, la imposibilidad, y construir así uno de los momentos altos de esta estética: "¿Quizás fue bailarín en las bailes del Huracán en Frayle Muerto quizás en el Salto Oriental o Bella Unión o en los bailes de Porongos o del Democrático?(…) ".
La poesía de Pereira ya venía trabajando el tema del recuerdo, una especie de pudoroso Ubi sunt que pasaba por la mención de fotos que implicaban el embrión de un relato. Aquí desarrolla el procedimiento, incorporando lo definitivamente perdido al universo de menciones periféricas de esta patria. Aquí se suceden por ejemplo: "Aguas dulces ¿Mil novecientos ochenta y siete?", "Una toma del ochenta y cinco", "Me gustaba tu piel/ el 3 de junio de 2000". El tiempo se fija en imágenes sepia (a veces explícitamente marrones), casi desdibujadas porque el poeta no desarrolla la narración implícita, y pide más bien la participación del lector, que se siente siempre convocado por esta poesía.
De estos poemas se debe destacar el uso de grupos nominales, a veces acumulados, anafóricos en ocasiones, un procedimiento que le ha garantizado buenos frutos a este poeta del "tiempo perdido". De hecho, con los años las fronteras del tiempo se desvanecen, todo parece ocurrir sin cesar, y el poeta ha llegado a una edad en que es preciso rendir homenaje a ciertos momentos de felicidad, perdidos para siempre pero también inolvidables: "avenida italia y bolivia, a unas cuadras de acá (…) yo sólo puedo escribir estas líneas acerca de esa felicidad y narrar pequeñas historias relativas al asunto".
Finalmente, en esta obra de madurez no podía faltar la conciencia de integrar una generación y el homenaje a sus poetas cercanos. Este gesto tampoco es nuevo en la obra de Pereira, pero cobra en esta obra mayor la dimensión de un tributo. La familia poética de Pereira es vasta porque además de incluir una serie importante de poetas uruguayos y argentinos (el adjetivo "rioplatense" sería adecuado en su caso), se deben agregar a los beat "o la de cierta literatura// yanqui/ Pese a Condoleeza// profundizar en la estética yanqui/ Pensar un poema acerca// del Poder mientras se espera la cajera del/ Centro Comercial/ ´Nunca confíes en un gobernante´/; cosas así (…)". Y este poeta, a quien "los inviernos del Río de la Plata/ hoteles/ de poca monta/ música de boleros/ las/ calles que/ invariablemente mueren en/ el/ Río de la Plata" pueden llevarlo hacia un relato de la norteamericana Lorrie Moore, este poeta, que construyó su obra desde los márgenes y las periferias, surge como un autor central de las letras nacionales, con un acento inconfundible, universal de tan uruguayo.
Alfredo Fressia

viernes, 27 de junio de 2014

Duendes

hay amor con gestos de borracho
y pasos tambaleantes
y besos sin destinatario
hay sórdidas pensiones del Cordón
que protegen la cópula
y los duendes
hay duendes nocturnos y puntuales
apurando el paso
burlando la catástrofe

de “Murallas”, Libros de Granaldea, Montevideo en diciembre de 1980.



domingo, 18 de mayo de 2014

prepárate

prepárate
además para el descenso
furtivo
en medio de la noche
historias de cobardías
la violencia es usual en cerro norte


configuración corriente
no hay quién
recoja los desperdicios
hay falta de ternura aquí
imposible llorar en villa biarritz


mi cuerpo selecciona impresiones
señales de otras guerras exterminios
conmoción ante los ojos de una
mampostería liviana bandidos
útiles de cabalgar.
estoy, repleta de
señales.


(de Retrato de mujer azul, 1998)

cuando al amanecer ya

cuando al amanecer ya
no queden rastros
no querrás hacernos daño
atención atención
el protagonista huye en un
gris metalizado
no hay más que chatarra
no hay policía montada
de que sirve escribir
literatura

en un país así

(de Retrato de mujer azul, 1998)

(mis trofeos de guerra:

(mis trofeos de guerra:
un disco de rock de antes del
cese de la guerra fría
tus ojos oliendo a historias de
carretera y
la am a todo volumen.
no era lo que quería decir.
el autobús semivacío
yo persiguiendo las señales amarillas
no serán tus ojos más que un disco de rock
postales de los años de la
guerra fría
nada venerable nada invencible que
merezca registrarse.
no era lo que quería decir.
estás hermosa en esos registros.
postales de luego de la

guerra fría).

(de Retrato de mujer azul, 1998)

nada que deslumbre.

2.
nada que deslumbre.
la noche es química perfecta rupestre


urbana
métrica
agonizan


me haces daño
en los film de raimondi los lunes
franceses, es así
:el personaje ama hasta las lágrimas
hasta la torpeza
hasta cometer indecencias
:pero esta ciudad no merece el cine francés
ni siquiera el americano de oliver stone
                           asesinos por naturaleza


:esta es la escena en la que el poeta
escupe con violencia de biógrafo
ensaya la idea del suicidio
o la de dispararle con una de grueso calibre,
en esta ciudad no hay siquiera doncellas,


cualquiera puede ver el desamparo en el rostro de
                                  (los que golpean en el piso tercero
yo soy uno de ellos

no sé cuál será el móvil del crimen.

(de Retrato de mujer azul, 1998)

el cariño del maître

el cariño del maître
literatura patricia canónica
el vulgar ejercicio de pensar en ti.
el vulgar ejercicio de pensar
el cariño del 10, los literatos
vulgar cariño del
maître.
camareras de hotel
canónicas pudorosas
patricias,
literaturas nacionales del
cuarenta y cinco.
vulgares doncellas, camareras
pudendas
cánones del pensar
ejercicio del canon
cariñosas
doncellas.



apenas neoyorquinos

apenas neoyorquinos


a Hermes Millán y
Elder Silva
26 de setiembre de 2001


Apenas un afgano
un escritor menor
medio campista.
Apenas un coreano
un trompetista
de la calle Sarandí,
(orines públicos y
sacos de residuos
la opinión del público
a las siete de la tarde).
Apenas yugoslavo
barrio alto de Caracas
barrio alto de Santiago
barrio alto del D.F.
Apenas israelí
apenas punkie
rubia amorosa
del Basañez.
Apenas unas bombas
el talud de la Amsterdam
apenas Londonberry
el pase magistral
(botín certero
la pasión sudaca).
Apenas la pasión
la guerra santa
hinchadas contrarias,
apenas neoyorquinos
cerrenses de Rampla.
Apenas del D.F.
fusiles rusos,
apenas pobrísimas
apenas mujeres
apenas maricas
apenas negros
apenas judíos
apenas sin tierra
apenas ocupantes
apenas del medio
apenas analfas
apenas poetas
apenas ruandeses
apenas futbolistas
apenas palestinos
apenas bombardeados
apenas indios
apenas Ginsberg
apenas aúllan
apenas se rajan
apenas fronteras
apenas madres
apenas laburantas
apenas actrices

apenas neoyorquinos.

Tras la bahía recuerdo de amores pasados:

promesas
de amor latente.
procuran el poder”.


Tras la bahía recuerdo de amores pasados:
MANERA CÉLEBRE DE MORIR

Tu rostro prisionero de la Kodak
derrumbe, migraciones estéticas.
políticas.
policía.

Poéticas. absurdas.
caníbal. coloniales. el concepto de poéticas absurdas.
sordas migraciones, túneles.

Orsay rotundo. goleadas. esféricas. aliteraciones.
bolso campeón, la maravilla, tan poco proclive a lo memorable.
fiestas cívicas, familiares.
bolso maldito.

TU ROSTRO PRISIONERO DE LA KODAK

jueves, 24 de abril de 2014

patrias adoptivas


Este poema es para Laura y Pepe Stevenazzi


patrias adoptivas y otras patrias de nacimiento y otras patrias accidentales y otras patrias del paisaje y otras patrias de la fugacidad y otras patrias que abruman y otras patrias parroquiales y otras patrias con candados y otras patrias ferrocarriles y otras patrias en el medio de la nada patrias escandalosas patrias rojas y otras patrias con sauzales y otras patrias con arenales patrias con embarcaderos patrias con polcas polquísimas marías raqueles apellidos de poca trascendencia otras patrias con ríos miserables espejados ríos con delgadas líneas de poética patrias con honduras profundas piadosas silenciosas barreras o riachos la paciencia del nombrar cuarteles Mangini centenario patrias delgadísimas flaca inexplicable bicicleta y en el medio de la nada los trenes con destino a otras patrias adoptivas al menos esa clase de patria que lleva cualquiera de nosotros bien adentro