lunes, 17 de noviembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
Olor a Caballo Muerto
Olor a Caballo Muerto
Todo miserable agónico
Criminal
Todos los miserables van al cielo
Todos lucen miserables en la tele
Pegamento
En la Avenida Sarmiento
Parque rodó
La ceremonia es en el Parque rodó
Héroes populares son
Las chicas del correccional
Cartón plástico metal caballo
Cartón naylon condón botella
Cartón plástico madera carro
Cartón carro caca municipal
El poeta es el idiota
que brinda por el personal de vigilancia
La fila de menesterosos
la rubia pálida inmortal
todo poluído así
Estás confundido
yo sólo soy empleado de la
empresa eléctrica
Estoy enamorado de la Chevesky
(de Retrato de Mujer Azul, 1998)
viernes, 8 de agosto de 2014
Sobre Pabellón patrio
PABELLÓN PATRIO, de Luis Pereira. Ed. Yaugurú, Montevideo, 2009. 78 págs.
ESTE ES EL sexto poemario de Luis Pereira (Paso de los Toros, 1956), después de Murallas, 1980, Señales para una mujer, 1985, Memoria del mar, 1988, Poemas de acción y mujeres delgadísimas, 1992, Retrato de mujer azul, 1998, y Manual para seducir poetisas, 2004. El lector de este Pabellón patrio se enfrenta a un opus poético de madurez, en el sentido de que el libro se integra a una obra literalmente mayor, vasta, creada diacrónicamente, donde los significados ganan plenitud al considerarse en conjunto. Porque también, releer la obra anterior del poeta, después de este Pabellón…, significa ampliar su lectura, descubrir niveles nuevos de sus temas poéticos, la evolución de sus obsesiones, su recurrencia transfigurada en significado.
Por ejemplo, el libro anterior del poeta hablaba de esos territorios objeto del "desprecio cultural", que constituían una buscada patria, o patrias, en plural, que eran llamadas "minúsculas", "inciertas", "en la pantalla chica", "impropias", "ajenas a lo heroico". Ya se trataba de una poesía que trabajaba con el tono menor, que reivindicaba la contracultura, la poesía que podía asimilarse al video-clip, a los productos de los mass-media, sobre todo de la televisión, los lugares sin prestigio, o los no-lugares de Marc Augé.
Esa patria chica, hecha del material sucio o excluido de la vida, tan de los poetas que Pereira admira -Ferreira Gullar sobre todo, sin excluir a Elder Silva, y a Bukowski- reaparece en este Pabellón, que es patrio en ese sentido de territorio reivindicado. Uno de sus mejores poemas puede abordar el fracaso de un ser signado por la negación, la imposibilidad, y construir así uno de los momentos altos de esta estética: "¿Quizás fue bailarín en las bailes del Huracán en Frayle Muerto quizás en el Salto Oriental o Bella Unión o en los bailes de Porongos o del Democrático?(…) ".
La poesía de Pereira ya venía trabajando el tema del recuerdo, una especie de pudoroso Ubi sunt que pasaba por la mención de fotos que implicaban el embrión de un relato. Aquí desarrolla el procedimiento, incorporando lo definitivamente perdido al universo de menciones periféricas de esta patria. Aquí se suceden por ejemplo: "Aguas dulces ¿Mil novecientos ochenta y siete?", "Una toma del ochenta y cinco", "Me gustaba tu piel/ el 3 de junio de 2000". El tiempo se fija en imágenes sepia (a veces explícitamente marrones), casi desdibujadas porque el poeta no desarrolla la narración implícita, y pide más bien la participación del lector, que se siente siempre convocado por esta poesía.
De estos poemas se debe destacar el uso de grupos nominales, a veces acumulados, anafóricos en ocasiones, un procedimiento que le ha garantizado buenos frutos a este poeta del "tiempo perdido". De hecho, con los años las fronteras del tiempo se desvanecen, todo parece ocurrir sin cesar, y el poeta ha llegado a una edad en que es preciso rendir homenaje a ciertos momentos de felicidad, perdidos para siempre pero también inolvidables: "avenida italia y bolivia, a unas cuadras de acá (…) yo sólo puedo escribir estas líneas acerca de esa felicidad y narrar pequeñas historias relativas al asunto".
Finalmente, en esta obra de madurez no podía faltar la conciencia de integrar una generación y el homenaje a sus poetas cercanos. Este gesto tampoco es nuevo en la obra de Pereira, pero cobra en esta obra mayor la dimensión de un tributo. La familia poética de Pereira es vasta porque además de incluir una serie importante de poetas uruguayos y argentinos (el adjetivo "rioplatense" sería adecuado en su caso), se deben agregar a los beat "o la de cierta literatura// yanqui/ Pese a Condoleeza// profundizar en la estética yanqui/ Pensar un poema acerca// del Poder mientras se espera la cajera del/ Centro Comercial/ ´Nunca confíes en un gobernante´/; cosas así (…)". Y este poeta, a quien "los inviernos del Río de la Plata/ hoteles/ de poca monta/ música de boleros/ las/ calles que/ invariablemente mueren en/ el/ Río de la Plata" pueden llevarlo hacia un relato de la norteamericana Lorrie Moore, este poeta, que construyó su obra desde los márgenes y las periferias, surge como un autor central de las letras nacionales, con un acento inconfundible, universal de tan uruguayo.
Alfredo Fressia
viernes, 27 de junio de 2014
Duendes
hay amor con gestos de borracho
y pasos tambaleantes
y besos
sin destinatario
hay sórdidas pensiones del Cordón
que
protegen la cópula
y los duendes
hay duendes nocturnos y puntuales
apurando el paso
burlando
la catástrofe
de
“Murallas”, Libros de Granaldea, Montevideo en diciembre de 1980.
domingo, 18 de mayo de 2014
prepárate
prepárate
además
para el descenso
furtivo
en
medio de la noche
historias
de cobardías
la
violencia es usual en cerro norte
configuración
corriente
no
hay quién
recoja
los desperdicios
hay
falta de ternura aquí
imposible
llorar en villa biarritz
mi
cuerpo selecciona impresiones
señales
de otras guerras exterminios
conmoción
ante los ojos de una
mampostería
liviana bandidos
útiles
de cabalgar.
estoy,
repleta de
señales.
(de Retrato de mujer azul, 1998)
cuando al amanecer ya
cuando al amanecer ya
no
queden rastros
no
querrás hacernos daño
atención
atención
el
protagonista huye en un
gris
metalizado
no
hay más que chatarra
no
hay policía montada
de
que sirve escribir
literatura
en
un país así
(de Retrato de mujer azul, 1998)
(mis trofeos de guerra:
(mis trofeos de guerra:
un
disco de rock de antes del
cese
de la guerra fría
tus
ojos oliendo a historias de
carretera
y
la
am
a todo volumen.
no
era lo que quería decir.
el
autobús semivacío
yo
persiguiendo las señales amarillas
no
serán tus ojos más que un disco de rock
postales
de los años de la
guerra
fría
nada
venerable nada invencible que
merezca
registrarse.
no
era lo que quería decir.
estás
hermosa en esos registros.
postales
de luego de la
guerra
fría).
(de Retrato de mujer azul, 1998)
nada que deslumbre.
2.
nada
que deslumbre.
la
noche es química perfecta rupestre
urbana
métrica
agonizan
me
haces daño
en
los film de raimondi
los lunes
franceses,
es así
:el
personaje ama hasta las lágrimas
hasta
la torpeza
hasta
cometer indecencias
:pero
esta ciudad no merece el cine francés
ni
siquiera el americano de oliver stone
asesinos
por naturaleza
:esta
es la escena en la que el poeta
escupe
con violencia de biógrafo
ensaya
la idea del suicidio
o
la de dispararle con una de grueso calibre,
en
esta ciudad no hay siquiera doncellas,
cualquiera
puede ver el desamparo en el rostro de
(los que golpean en el piso tercero
yo
soy uno de ellos
no
sé cuál será el móvil del crimen.
(de Retrato de mujer azul, 1998)
el cariño del maître
el
cariño del maître
literatura
patricia canónica
el
vulgar ejercicio de pensar en ti.
el
vulgar ejercicio de pensar
el
cariño del 10, los literatos
vulgar
cariño del
maître.
camareras
de hotel
canónicas
pudorosas
patricias,
literaturas
nacionales del
cuarenta
y cinco.
vulgares
doncellas, camareras
pudendas
cánones
del pensar
ejercicio
del canon
cariñosas
doncellas.
apenas neoyorquinos
apenas
neoyorquinos
a
Hermes Millán y
Elder
Silva
26
de setiembre de 2001
Apenas
un afgano
un
escritor menor
medio
campista.
Apenas
un coreano
un
trompetista
de
la calle Sarandí,
(orines
públicos y
sacos
de residuos
la
opinión del público
a
las siete de la tarde).
Apenas
yugoslavo
barrio
alto de Caracas
barrio
alto de Santiago
barrio
alto del D.F.
Apenas
israelí
apenas
punkie
rubia
amorosa
del
Basañez.
Apenas
unas bombas
el
talud de la Amsterdam
apenas
Londonberry
el
pase magistral
(botín
certero
la
pasión sudaca).
Apenas
la pasión
la
guerra santa
hinchadas
contrarias,
apenas
neoyorquinos
cerrenses
de Rampla.
Apenas
del D.F.
fusiles
rusos,
apenas
pobrísimas
apenas
mujeres
apenas
maricas
apenas
negros
apenas
judíos
apenas
sin tierra
apenas
ocupantes
apenas
del medio
apenas
analfas
apenas
poetas
apenas
ruandeses
apenas
futbolistas
apenas
palestinos
apenas
bombardeados
apenas
indios
apenas
Ginsberg
apenas
aúllan
apenas
se rajan
apenas
fronteras
apenas
madres
apenas
laburantas
apenas
actrices
apenas
neoyorquinos.
Tras la bahía recuerdo de amores pasados:
“promesas
de
amor latente.
procuran
el poder”.
Tras
la bahía recuerdo de amores pasados:
MANERA
CÉLEBRE DE MORIR
Tu
rostro prisionero de la Kodak
derrumbe,
migraciones estéticas.
políticas.
policía.
políticas.
policía.
Poéticas.
absurdas.
caníbal. coloniales. el concepto de poéticas absurdas.
sordas migraciones, túneles.
caníbal. coloniales. el concepto de poéticas absurdas.
sordas migraciones, túneles.
Orsay
rotundo. goleadas.
esféricas. aliteraciones.
bolso
campeón, la maravilla, tan poco proclive a lo memorable.
fiestas cívicas, familiares. bolso maldito.
fiestas cívicas, familiares. bolso maldito.
TU
ROSTRO PRISIONERO DE LA KODAK
jueves, 24 de abril de 2014
patrias adoptivas
Este poema es para Laura y Pepe Stevenazzi
patrias
adoptivas y otras patrias de nacimiento y otras patrias accidentales
y otras patrias del paisaje y otras patrias de la fugacidad y otras
patrias que abruman y otras patrias parroquiales y otras patrias con
candados y otras patrias ferrocarriles y otras patrias en el medio de
la nada patrias escandalosas patrias rojas y otras patrias con
sauzales y otras patrias con arenales patrias con embarcaderos
patrias con polcas polquísimas marías raqueles apellidos de poca
trascendencia otras patrias con ríos miserables espejados ríos con
delgadas líneas de poética patrias con honduras profundas piadosas
silenciosas barreras o riachos la paciencia del nombrar cuarteles
Mangini centenario patrias delgadísimas flaca inexplicable bicicleta
y en el medio de la nada los trenes con destino a otras patrias
adoptivas al menos esa clase de patria que lleva cualquiera de
nosotros bien adentro
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